La inocencia no tiene precio. Y nosotras no teníamos de lo segundo, pero de lo primero, andábamos repletas...Hasta bien entradas en años.
Teníamos 3 añitos, y pasaron mas de 17 años hasta que tuve que decirte un adiós, sin saber muy bien porque...Malentendidos, personas que se metieron al medio para dejar algo de cizaña...El caso es que jamás pude olvidar a la única amiga que tuve en la infancia que se me negó. La que se pasaba las horas al teléfono dictándome los deberes. La que me decía que un día me curaría y se iría todo lo malo de mi vida. La que me abrazaba consolándome ante cualquier cosa, desde una caída, a la risa de alguien al verme, por el aspecto por entonces tenía...Aquella tripita que tanto llamaba la atención.
Fuiste mi alegría tantos años, que el tiempo no ha podido borrar las incontables sonrisas que pusiste en mis labios desde que apenas comencé a tener uso de razón. Te admiré siempre por quien eras, por lo que hacías por mi y por los demás, y por lo que inspirabas. Y hoy, años mas tarde, volvemos a tener fotos y recuerdos juntas. Y los que nos quedan, porque se que ya nuestro camino, a pesar de los kilómetros que nos separa, no se volverá a distanciar. Mi amiga para siempre, ¿te acuerdas? Lo has sido, a pesar de todo. Te quiero muchísimo, eso es algo innegable, Doctora Maria Castuera Esteban. Gracias por haber regresado a mi vida.
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Carpe diem =)