Final...finales sin mas, ni felices ni infelices...corazones rotos a la deriva, unos mas que otros, 
quizás el tuyo riéndose de mi.
Y con miedo a verte y a no verte, escuchando tu voz, cual lobo feroz a veces, cual gatito meloso otras.
Me arrancaste la piel a versos nunca escritos, fuiste mi pequeña ruina, mi desguace interior.
Fuiste el rey de los bares sin nombre, y nunca pude esconderme tras las mil esquinas que nos vieron nacer.
Como la sal a las heridas, curabas y dañabas por igual, como el azucar a un buen café, mermabas el sabor de lo que realmente
hubiera merecido la pena.
Me trataste, a veces bien, a veces mal, nos comimos mil veces y nos vomitamos otras cien, y al final solo quedaron cenizas de un amor que desde sus inicios, huyo del que dirán, hasta que finalmente el que dirán... lo mató.