Dejaste cerrada la puerta,
y entonces se abrió una ventana
para dejar que tu sombra
se perdiese en mi almohada.
Se reflejó en la mirada
dela niña perdida,
y sin preguntar siquiera,
se fué de tu vida.
Ni moverte podías,
sin saber que mi sombra
agazapaza dormía
cerquita de los ojos
que la enloquecian.
Mentiras contaste un día
sin saber que nuestros reflejos
de tanto buscarse y no hallarse,
de pena morían.
Yupi yupi, nueva entrada, ta guay!.
ResponderEliminarMe ha gustodo las últimas dos estrofas del último verso, tu poesía me suele llegar, como palabras cercanas.
ResponderEliminarBesos