No pudo despertarla...
Su belleza era cegadora...La paz que que sus párpados cerrados denotaban, eran para él un
tormento...Su cabello, negro azabache, le caía sobre los hombros hasta donde se percibian sus
pechos, cálidas sendas montañosas, tapados, al igual que todo su cuerpo, por un vaporoso
vestido blanco, de algodón, manchado de sangre.
El calor del verano no hacia mella en ninguno de los dos...Ella estaba muerta, y él no tenía
muy claro si estaba en esta vida o en la otra, la muerte acababa de arrebatarle lo que más queria, sin apenas darse cuenta...
Llovía...aún llovía, clásica tormenta de verano...Y él seguía ahi, abrazado a ella...
De repente nota que lo levantan, casi en vilo, que la deja de ver, alli tirada, tan preciosa
como siempre, y escucha a alguien decir, lo siento, lo siento...
Percibe un olor a alcohol, y se queda mirando;una oleada de irá le invade,y se da cuenta que ella ya no volverá para calmarlo...
Porque una persona cualquiera ha decidido tomarse unas copas antes de ponerse al volante, sin pensar en las consecuencias...
Hablar de verano, con este frío, aunque ese él sientió más frío en esa situación del que estamos viviendo en estos días.
ResponderEliminarUn abrazo prenavideño
Eso sí es doloroso sí. Un abrazo y ¡Felices fiestas!
ResponderEliminaruna relato muy de victoria frances :)
ResponderEliminarUn saludo.
Ojalá solo se dieran en la ficción estas situaciones.Tremenda separación.
ResponderEliminarFelices Fiestas!
Los accidentes que cambian la vida en un instante... =_(
ResponderEliminarHistoria triste pero tan común hoy en día por desgracia que mejor ni pensar en ello...
Una semana más tarde, Felices Fiestas
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